Joaquín Ávila Rodríguez nació en Guantánamo, Cuba, y desde joven mostró una profunda pasión por el arte. Durante su etapa estudiantil, no solo participó activamente en la academia, sino que también se dedicó a llevar el arte a su comunidad. En su esfuerzo por transformar Guantánamo en una ciudad de murales, diseñó e implementó varios murales por toda la ciudad, colaborando incluso con el reconocido artista Noel Manso para pintar el mural del Pabellón de Guantánamo.

En 2011, Ávila hizo una pausa en su carrera artística para trabajar como mecánico de automóviles junto a su hermano. Este período de su vida influiría notablemente en la temática de su obra futura. Sin embargo, en 2013 regresó al mundo del arte al ingresar al Taller Experimental de Artes Gráficas de La Habana. Allí, como litógrafo a pedido del director del taller, perfeccionó su técnica en estampación artística bajo la tutela de maestros impresores, lo que le permitió colaborar con artistas nacionales e internacionales y expandir su base académica. Al expandir constantemente su base académica, se inspira para ampliar constantemente los límites de su trabajo, que ahora abarca el diseño litográfico, el trabajo en metal, los dibujos y las pinturas.

El debut de Ávila en la escena internacional llegó en junio de 2017, cuando realizó su primera exposición individual en Nueva York. Este evento marcó un punto de inflexión en su carrera y abrió las puertas a nuevas oportunidades. En el mismo año, también pintó un mural significativo en el proyecto Wellington Court, Long Island City. Su trabajo comenzó a atraer la atención de un público más amplio y a inspirar a otros artistas.

Desde entonces, Joaquín Ávila ha colaborado con el afamado artista español Domingo Zapata, participando en numerosos proyectos conjuntos que se han exhibido globalmente. Su participación en exposiciones colectivas en Art Basel, junto a figuras como Domingo Zapata, Alejandro Sanz y Jordi Mollá, consolidó su reputación en el mundo del arte.

En diciembre de 2024, Ávila presento su serie más reciente, “Enjambre”, en Art Basel en Miami. Esta serie innovadora presenta estructuras arquitectónicas pintadas con una técnica que simula las estructuras de los panales de abejas. El título “Enjambre” hace referencia a la metáfora de la vida en las grandes ciudades, que Ávila compara con el caos y la densidad de un enjambre de abejas. A través de esta serie, el artista explora los difíciles procesos de adaptación y el impacto emocional de su transición desde Guantánamo a Nueva York. Las obras se destacan por su uso de acrílico, madera, metal y silicona, reflejando un enfoque ambicioso y personal.

Joaquín Ávila continúa siendo una figura prominente en el arte contemporáneo, con un enfoque único que combina técnicas tradicionales y modernas. Su obra no solo refleja su propia travesía personal, sino también el universal proceso de emigración y adaptación en un entorno urbano caótico.

“Finalmente he podido hacer realidad el sueño de mi vida. Poder compartir esta idea, que es muy íntima y se identifica con mi trayectoria. Además, es novedoso por la forma de hacer y pintar los panales de abejas. Es un proyecto ambicioso”, concluye Ávila.

La exhibición “Enjambre” y los proyectos futuros de Joaquín Ávila prometen seguir desafiando y enriqueciendo el panorama del arte contemporáneo, ofreciendo una visión profunda y única de la experiencia del emigrante en el contexto urbano global.